lunes, 3 de diciembre de 2007

Nacionalismo, terrorismo, España...

Primera reflexión:
Buena parte de los que gritan contra los actos terroristas lo hacen por sacar provecho político del último muerto. Meten más ruido cuanto más provecho pueden sacar. Siempre ha sido así. No hay nada nuevo. Absolutamente nadie (supongo) de los que se manifiestan con tanto boato y fervor por el joven guardia civil asesinado (fácilmente) en Francia, han movido una sola célula de su cuerpo ante los miles de muertos que nuestros gobiernos ven llegar en cayucos. Esos muertos también se pueden evitar, pero no interesa tal vez hacerlo. Nadie se manifiesta por esos asesinatos. Todos saben que van a ocurrir. Deben de considerarse muertos de menor calidad, a pesar de ser infinitamente más numerosos. ¿Los muertos de los cayucos, no mueren con premeditación y alevosía? De ellos no se saca provecho político, eso sí es seguro. Mandé un mensaje de móvil a un joven guardia civil conocido trasladándole mis condolencias, pero nunca iré a una concentración donde se mercadea más con los votos que con los sentimientos.

Segunda reflexión:
Decenas de miles de personas se manifiestan en Bilbao (si fueran otros habrían contado centenares de miles) contra el encarcelamiento de personas con ideología nacionalista (separatistas). El joven guardia civil ya había sido abatido por las (fáciles) balas de ETA. Esos miles de personas no aplaudían el muerto. Gritaban tener derecho a pensar y ser independentistas. Con cierta regularidad los independentistas de Québec plantean que el gobierno del Canadá haga un referéndum por la separación. Y lo hace. No encarcelan a nadie por ello. Hasta ahora no han ganado los separatistas. Alguna vez puede que lo hagan. No encarcelaran a nadie. Se puede estar de acuerdo o no con esa forma de pensar: independizarse de quien dependes política y administrativamente. Lo que nunca se conseguirá es doblegar a la fuerza a miles de personas que piensan así. Llevan más de 30 años intentándolo. A tiros y con violencia nadie lo va a conseguir. Ilegalizar esa opción solo agravará las cosas.

Tercera reflexión:
Cuando el asunto del envenenamiento masivo por el aceite de Colza, salieron a la calle decenas de miles de personas. Protestaban contra el Gobierno. Solo una semana después el Coronel Tejero hizo que esos mismos miles de personas salieran a la calle a favor del Gobierno. Sin comentario. ¿Los 7 millones de votantes del PSOE del 1982 estaban de acuerdo con lo que dirigentes del mismo partido hicieron con los GAL? NO.
¿Quien hace y como lo hace para que miles de personas tengan una opinión o la cambien? El nacionalismo en la Navarra del 1936 era prácticamente inexistente. En una primera opción decidieron por la integración con el País vasco. Hoy, con mucha más incidencia nacionalista, en un referéndum por la integración lo perderían. ¿Los navarros del 36, cuando votaban integración, pensaban en nacionalismo? NO.

Cuarta reflexión:
No soy nacionalista. Nunca lo he sido, ni siquiera cuando estaba rodeado de ellos. Me da igual quien gobierne, con tal que lo haga bien. Administrar los recursos económicos parece que es el principal motor de los nacionalistas. Lo de más está bien (el idioma, la cultura...), adorna un tanto el "contenido", pero no es suficiente. El estatuto de autonomía del 36 del Pais Vasco era infinitamente menos sabroso que el actual, y les gustó a los nacionalistas. Todo es muy relativo, menos las ansias de poder. Económico, por supuesto.

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