jueves, 4 de diciembre de 2008

OTRA VEZ MUERTOS ENCIMA DE LA MESA: LA DEMOCRACIA FUNCIONA.

Entre los años 1975 y 1984 estuve trabajando como profesor en Azkoitia, localidad situada a pocos kilómetros de Azpeitia. Aterrizaba desde Navarra. Pude conocer sus personajes, sus gentes… Alguna vez me tocó visitar algún caserío donde, parte de sus moradores los más ancianos, solo hablaban euskera. No por nada especial. SOLO sabían euskera. Los pocos estremeños que vivían en aquellos pueblos vivían en auténticos “guetos”. Separados, literalmente, de la población autóctona. Me costó mucho entender lo que pasaba “políticamente” por aquellos lares. No eran tiempos en que las pistolas etarras fueran más allá de militares y guardia civiles. Nadie condenaba nunca nada. Aquellos muertos se colocaban, convenientemente, encima de la mesa donde trataban la transferencia de la Autonomía, cuando el PNV bajaba a Madrid a negociar. Todos pagaban voluntariamente el “impuesto revolucionario”. Solo protestaban cuando, después de pagar a ETA militar, pasaban los de ETA político-militar pidiendo también. En Azpeitia había además otra rama: los “Comandos Autónomos”. Fueron los que se encargaron de los primeros “trabajos” más allá de militares y guardia civiles. También en ETA sabían guardar las formas, cuando matar a un político no era popular. Pueblos donde no existía el PP, ni ningún otro partido que no fuera vasco. El sindicato mayoritario, ELA-STV, afín al PNV, tenía su principal redactor en el Jesuita Padre Madenabeitia. Su revista se editaba en el Santuario de Loyola. SI, HABEIS LEIDO BIEN: la mayoría de los trabajadores vascos leían panfletos que salían de la Casa Madre de los Jesuitas.
Cualquier cosa que se quisiera mover más allá de lo meramente nacionalista, no tenía espacio. Se me ocurrió, una vez, protestar en un Pleno del Ayuntamiento de Azkoitia por que designaban una cantidad importante de dinero para la Ikastola. Mi argumento era que con un dinero público no se debería financiar un centro de enseñanza privado, (de aquella las ikastolas no se habían integrado en la red pública). Automáticamente pasé a la lista de los “a expulsar” de allí. El alcalde era Román Sudupe. Hombre duro, que rápidamente utilizaron para los trabajos más guarros del PNV: lo usaron para descabalgar a Garikoetxea de la jefatura peneuvista; fue el que organizó la “defensa” de la construcción de la Autovía de Leizarán, colocando un policía cada medio kilómetro, para evitar las bombas etarras.
Y debajo de esa capa social, de esas costumbres, de esa historia… lo de siempre: los intereses económicos. La PASTA. Si el PNV utilizaba los muertos de ETA para conseguir más “autonomía”, era pensando en manejar más dinero. Si no les importaba pagar el “impuesto” a ETA, era por que cada quien hacía su papel. Yo mato, tú lo negocias. Si EA y Aralar no tienen problema en negociar con ANV para formar gobierno en Azpeitia, es porque pillan tajada. Tampoco tendrán problema en dejar, ahora a ANV, si con el PNV siguen pillando tajada. Dos lágrimas para la ocasión pero las cuentas claras.
No tengo claro si, la iniciativa de la energía nuclear, que pretendían instalar en Lemoniz hubiera sido vasca, el resultado hubiera sido el asesinato de un ingeniero y el fin de tal intento nuclear. Otro tanto está pasando con la “Y vasca” del AVE. Evidentemente hay movilización ciudadana muy importante oponiéndose. Hay una gran mayoría de ayuntamientos, por donde debe pasar el AVE, con Alcaldes abertzales que se oponen. Si deciden matar a uno de los empresarios de tal proyecto, es que nos encontramos YA con los empujones propios de momentos de negociación y reparto de correspondientes “tajadas”. Al tiempo. Esta democracia (sí, con minúsculas) sigue funcionando con muertos encima de la mesa. Lágrimas a parte.

1 comentario:

MarPita dijo...

Hola Txomin:

Desde un pueblecito de Avila te saluda maisua azkoitiarra.
No se te olvida el 'Verde' Sudupe.

Abrazos