sábado, 12 de abril de 2008

Lehendakaris Muertos. Nuevo disco: “Llegué, vi, me vendí”.

El tercer álbum de este grupo punk. Son de Pamplona (Iruña en vascuence). Capaces de trasmitir no solo sus inquietudes y preocupaciones, si no a demás, algo de lo que está sucediendo en su entorno social. Sin cortarse en nada. Mordaces y críticos con todo lo que les rodea. Por supuesto, con esa forma punk de decir las cosas.
En el disco anterior decían que “instalarse en un centro comercial, poco menos que para vivir en él”, no debería ser la panacea de la juventud. Pero lo es. Le gritaban a ETA “que dejara alguna discoteca” que a los jóvenes les gustan para divertirse. O no tenían reparos en decir que “en Euskalerria, se habla español, más que en Andalucía”.
No se trata solo de provocar, que también; si no de situar algunos temas en cima de la mesa con la más descarnada sinceridad y sin tapujos.
En este tercer disco tratan temas que pueden y deben sacar ampollas por lo “atrevido” del planteamiento. Tal que si rompieran moldes y tabúes que tarde o temprano teníamos que hacer. En una de las nuevas canciones dicen: “DNI vasco Ez, Eskerrik asko.” (DNI vasco No, Gracias). Para cantarlo en las vascongadas, donde aun la mayoría comulga con opciones nacionalistas, es agresivo. Sobre todo por que no se trata de una opción política que esté buscando un trozo de pastel. Intentar desmontar algo, que se sustenta más con sentimientos que con argumentos, es difícil. Tienen derecho a decirlo, y lo hacen. Sin etiquetarse.
Lo fuerte y novedoso es otra canción que titulan:”Nuklearik Bai” (Nucleares SI), Casi nada. Rompiéndolo TODO. Un tema tabú. Un debate sin abrir. Ellos lo hacen protestando de un futuro a base de pedaleo en bici. Pero hay muchos elementos a tocar.
El rollito del “cambio climático” ya despide un tufillo más que sospechoso. Sobre todo desde la óptica del negocio que conlleva. A lo mejor nuestro planeta se dedica a ir cambiando los climas, como lo viene haciendo desde hace millones de años, con o sin permiso del humano. Con humos de volcanes, o sin ellos. Con más o menos CO2 en el aire.
El movimiento ecologista “doctrinal” tiene una buena excusa para reflexionar. Sobre todo si, desde sectores sociales, nada sospechosos de querer negociar con ideas, se plantean problemas reales que hay que resolver realmente. Sin miedo.
A lo mejor es bueno recordar que cuando se descubrió la pólvora, un pánico generalizado recorrió todos los rincones de la estancada edad media. Se pensaba que el fin del mundo, la destrucción de la humanidad se había puesto en marcha. Pero no fue así. Que pena de no disponer de videos y cintas que recogieran aquellos debates tan profundos y desgarradores. Las maldades del nuevo invento capaz de destruirlo todo. No tener ahora constancia de aquellos sentimientos que, sin duda, en poco se diferenciarían de los actuales.
No hace falta retroceder hasta la edad media y su pánico a la pólvora. Lo hemos vivido en los años 60 y 70. Y precisamente con las bombas nucleares. Nos hicieron creer que las dos grandes superpotencias (EEUU-URS) tenían armamento nuclear capaz de destruir totalmente el planeta tierra varias veces seguidas, Seguramente que sería cierta esa capacidad. Pero no tan cierto que alguien lo fuera a hacer.
Me apunto al debate: queremos mantener y aumentar nuestros niveles de comodidad… habrá que repasar los consumos innecesarios… los recursos son limitados… cuales… como… Se abre el turno de palabra: tú opinas.

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